Octubre 16/04
El mar aumenta gradualmente
hasta que se desborda.
Poco a poco se incrementan los niveles
y la isla desolada se hunde irremediablemente.
Al ritmo atrayente de la luna,
las distintas mareas se suceden,
van y regresan,
en fluidas danzas y vaivenes,
acarician hondamente la arena
penetrando con su espuma incontenible.
Es un cambiante equilibrio,
ancestral,
armónico,
que arremete fiero e impetuoso
cuando el satélite se hincha o renace
y que descansa casi apacible
bajo el tenue brillo de los cuartos.
El Matallana