13.04.2015
Una amiga cercana creció en la abundancia de una familia de empresarios en Seúl. Ella cuenta que cuando era niña, su madre no le permitía mezclarse con los hijos de las familias pobres que salían a jugar al parque. Día tras día veía desde la ventana como todos jugaban y se divertían, mientras ella se mantenía en casa para gustar de su amargo estatus…
Un día no aguantó más y salió corriendo por la puerta entreabierta sin que nadie lo notara inmediatamente. Sentía un deseo desesperado de montarse en el columpio y mecerse frenéticamente. Logró alcanzar el columpio y subirse como pudo; desde arriba la gente del pequeño parque parecía mirarla con cierto miedo. Se balanceó tan fuerte que dio una vuelta completa y al acercarse de nuevo a la tierra no supo cómo parar. Salió volando a ras de piso, con su cara deslizándose sobre el suelo.
…Poco después la encontraron de pie, sonriendo con la boca llena de tierra y sangre.
El Matallana
En libertad hasta los golpes saben a gloria. Y en cautiverio ni los caricias conforman.
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Así es…
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