23.10.2019
Si alguien me pregunta
voy a decirle:
«Yo solía escribir,
veía poesía en todas partes»
Ahora por todas partes veo sólo lo obvio:
absurdos, violencias, abusos y miserias
¿A dónde se han ido mis palabras?
Tal vez ya soy aquel adulto al que tanto temía, un hombre sordo y ciego, con la boca para comer y repetir unas cuantas frases sin sentido
Tal vez el poema nace de una fuente que se acaba, cuando la esperanza se seca y sólo queda el lodo de la realidad en el fondo
O quizá la poesía fluye por los cauces de la inocencia hasta que el flujo se obstruye entre la resignación y el cinismo
Pero no, no hay tiempo para el drama o la lástima,
si alguien me pregunta
voy a decirle:
«¿Qué significa ser poeta? ¿Escribir sin pausa y entretener al poder del momento?»
No es una labor ser poeta, no es un oficio ni un compromiso,
es una espiral de belleza que nace antes de la existencia
y que danza a la par con la muerte,
es algo que juntos somos antes y después de ser yo mismo,
una canción sobre la vida que aún es nuestra,
una mano de bebé que te lleva hacia el horizonte,
hay más que brutalidad y normalidad,
hay más que prisiones y consumismos,
el poema es una gota de la vida derramada,
un coro furtivo de la canción del universo,
es el eco de estallidos que transforman la nada,
el susurro que revela lo que fuimos y seremos…
Si alguien me pregunta
voy a decirle:
Abre mi pecho, ahí hay un sinfín palpitante de palabras.
El Matallana