Fantasía

22.12.2017

?Dónde está la fantasía?

Repiten la vida

que otros quieren que repitan

Y tratan de convencerme

con sueños que son ajenos

no de ellos

ni bellos

una espiral sin sentido

que no causa vértigo

sino somnolencia

o ligera hipnosis

 

Me preguntan sobre poesía

como si un poema fuera una cosa de esas

que llevan en los bolsillos

u otra de las banderas que les recuerdan su valía

sin valor

y sin substancia

 

Se miran a los espejos todo el día

porque las aguas cristalinas quedan demasiado lejos

o les asustan

o ya no existen

 

Yo siento que mi alma desaparece porque nadie la nombra

me pierdo en un bosque de voces que nada dicen

que giran perpetuamente

alimentando un monstruo antiguo

que nos devora inclementemente

 

Los mares de este mundo me rodean

soy libre de vez en cuando

cuando las nubes blancas se levantan

sobre el azul horizonte

 

Su honesta sonrisa me miente

yo quiero creerle

y creer en ti fantasía

en una vida sin futuros o pasados

en un instante que me pertenece

 

Vámonos pronto amada

corazón de melón

alegría

nada nos espera ya en su nada

sólo nuestra vida

fantasía

 

El Matallana

Refugiarse en la lectura

17.02.2017

Hace poco tuve una conversación con una amiga del Reino Unido que trabaja “educando” refugiados en Malta. Mi amiga Jessie me preguntó si yo tenía alguna experiencia con analfabetismo y en mi opinión cuál era la diferencia entre una persona que puede leer (y lee) y una persona que no puede leer. Más que responder a su pregunta lo que hicimos fue dialogar, como pasa a menudo.

A pesar de que casi todos los refugiados que logran llegar vivos a Malta no saben leer y/o escribir propiamente (ni en inglés, ni en maltés, ni en sus lenguas maternas), la mayoría habla varios idiomas, entre dos y cuatro diferentes, antes de empezar a ser “educados” en inglés. Por ejemplo, un buen grupo habla distintas formas del árabe, además de otras lenguas y dialectos, dependiendo del lugar de origen. Entonces deben ser personas analfabetas muy diferentes a aquellas que se han quedado en su lugar de origen y no han recibido educación en su propio idioma. Quizá son personas que tienen formas de aprender especiales, ya que se han enfrentado a retos diferentes y tienen el sueño de integrarse en Europa o al menos de vivir una vida “normal” en cualquier lugar. Especulamos, porque es difícil saber cuáles son los verdaderos sueños de alguien y aún más de un grupo.

Los refugiados a los que ella enseña están atrapados en Malta (la isla era sólo una estación), tratando de aprender a leer, hablar y escribir en inglés como parte de un plan que les promete una vida mejor. Después de un rato hablando sobre el tema, Jessie me preguntó si yo pensaba que valía la pena enseñar a leer a los refugiados sabiendo que ellas y ellos necesitan más y urgentemente tantas otras cosas.

Pienso que en el juego del mundo actual hay varios tipos de perdedores, pero los más evidentes son los desplazados, los refugiados, los diferentes y los más pobres en general. Pero hay personas en el mundo sin ninguna voz, dentro y fuera de ese grupo de perdedores evidentes. Hay personas muriendo silenciosamente en todas partes, sufriendo en alguno de los barrios olvidados de Latinoamérica o en las calles de las ciudades indiferentes de India, en los países sin nombre de África o en los rincones no tan oscuros de Asia, Australia y Europa. China, Estados Unidos y Rusia son en ese sentido mundos aparte, contribuyendo especialmente a la miseria que aceptamos actualmente como humanidad.

¿Qué puede hacer la lectura por los refugiados, en un contexto cínico, pesimista y autocompasivo como ese? Mucho, le dije a Jessie. Cuando yo vivía en Cali y era (más) pobre, la lectura me dio perspectiva. Leer fue una de las actividades que me ayudó a entender la situación en la que me encontraba y me mostró que algo mejor era posible. Leer me puso en contacto con personas vivas y muertas, del pasado y de un posible futuro. Los libros me mostraron mundos y formas posibles, relativismo cultural, lenguas, lugares, mentes, visiones, pesadillas, religiones, sensaciones, luchas ganadas y perdidas, ideas y sueños que también podrían ser los míos.  Descubrí con palabras el horror y la belleza. Poco a poco encontré no sólo un lugar donde esconderme y aliviar las tensiones de la pobreza, sino una identidad formada por palabras que con el tiempo dejaron de ser ajenas.

Cuando lees también aprendes a pensar y a expresarte. Desarrollas tu imaginación como un nuevo músculo, como un nuevo sentido. Trasciendes tu posición actual y te concibes más allá de ti mismo o de ti misma, más allá de lo que crees que eres. Al fin y al cabo, toda vida es fantasía, toda vida es un cuento que nos cuentan y nos contamos. Leer te da herramientas para construir y narrar tu propia vida. A través de la lectura también puedes buscar lo que eres, narrar tu ser y lo que realmente deseas. Si bien no sólo de palabras se puede vivir, no se puede vivir sin palabras. Tener acceso a las múltiples voces del mundo es uno de los requisitos fundamentales para disminuir tu pobreza. Con pobreza me refiero a algo más que lo material. Me refiero a la pobreza como a la incapacidad de llevar la vida que queremos mientras contribuimos al bienestar nuestro y al de quienes nos rodean. Ser rico significa estar contento con la vida que uno lleva, dar y recibir amor en todas sus diversas formas, provocar sonrisas en las personas con las que eliges compartir y rodearte, experimentar lo que quieres, ir a donde quieres, respetar todas las formas de vida y todas las formas en que las personas que respetan tu integridad quieren llevar sus vidas… La persona que lee tiene la posibilidad de caminar en dirección a esa riqueza. El camino hacia nosotros mismos comienza en la autoconsciencia y la imaginación, y ambas cosas se nutren de palabras.

Más o menos ese fue el diálogo que tuvimos. Jessie se fue contenta a enseñar inglés a los refugiados y yo seguí leyendo.

El Matallama

Wertvolle Gabe – Valuable Gift – Don valioso

„Die wertvollste Gabe ist die Erfindung, der größte Reichtum die Fantasie.“

Wie der Soldat das Grammofon repariert (2008) von Saša Stanišić (1978)

 

“The most valuable gift is the invention, the greater richness the imagination”

How the soldier repairs the gramophone (2008) by Saša Stanišić (1978)

 

“El don más valioso es la invención, la mayor riqueza la imaginación”

Como el soldado repara el gramófono (2008) de Saša Stanišić (1978)