Nostalgias

02.08.2019

Nostalgia por lo no hecho y por lo no vivido
por aquella que un día quiso ser mi esposa y luego quiso ser mi enemiga

Nostalgia por el amiguito al que no le pudieron pagar más la escuela
aunque la escuela era barata, para los pobres

Nostalgia por aquel país de infancia y por aquel patriotismo infantil
cuando de verdad creía en una bandera porque me dejaban cantar a todo pulmón

Nostalgia por tantas vidas que sólo conocen la muerte y por tanta muerte hecha vida, para que algunos sigan escupiéndonos desde la cima

Nostalgia por la idea de felicidad que tenía cuando era infeliz, porque ahora que soy feliz tengo demasiadas opciones y el tiempo bien medido

Nostalgia por las vidas que definitivamente no pude salvar y por el pasado que no fue mi culpa, por la tristeza de quienes me dieron vida sin entender lo que estaban haciendo

Nostalgia por todas las amistades que se perdieron en el camino, por las hijas e hijos que nunca tuve, por los años que no pude estar al lado de mi hermano…

Nostalgia,
tal vez el único sentimiento verdadero y la única filosofía,
nostalgia por el mundo que ya sabemos que no es posible,
por un amor que no necesite esa palabra, por las palabras nunca dichas y los abrazos no dados que se transformaron en puños o lágrimas,
nostalgia por mi cuerpo que desaparece poco a poco, mi cuerpo que soy yo, nada más, más que nostalgia por eso mismo,
nostalgia por ti que me amas tanto ahora sabiendo que no sabes por cuánto tiempo, porque todos los tiempos de todas las cosas están bien medidos,
nostalgia por tantos lenguajes masacrados, tantas especies destruidas, por este planeta que se desvanece, entre tantas mentiras que se han vuelto verdades,
nostalgia por pensamientos diferentes a la triste idea de un sólo cuerpo, un sólo amor, una sola felicidad, una sola verdad, una sola religión, un sólo género, un sólo poder y una sola familia,
nostalgia porque la idea del otro bien podría ser otra,
nostalgia por las palabras de aquel tiempo,
por un mundo lleno de poesías,
por las florecitas que daba con amor a mi madre y por mi sonrisa de niño…

Nostalgias, querida,
siento nostalgias.

El Matallana

Normas que (nos) hacen y deshacen

“La dificultad surge simplemente de una doble verdad, del hecho de que, aunque necesitamos normas para vivir y para vivir bien, y para saber en qué dirección debería transformarse nuestro mundo social, también estamos constreñidos por normas que a veces nos violentan y a las que debemos oponernos por razones de justicia social. Quizá aquí se dé una confusión, ya que muchos dirán que la oposición a la violencia debe darse en nombre de la norma, una norma de no violencia, una norma de respeto, una norma que rige u obliga a respetar la vida misma.

Pero piensen que la normatividad tiene un doble sentido. Por una parte se refiere a los propósitos y a las aspiraciones que nos guían, los preceptos por los cuales estamos obligados a actuar o hablar el uno al otro, las presuposiciones que se manifiestan habitualmente, mediante las cuales nos orientamos y que orientan nuestras acciones. Por otra parte, la normatividad se refiere al proceso de normalización, a la forma en que ciertas normas, ideas e ideales dominan la vida incorporada (embodied) y proporcionan los criterios coercitivos que definen a los «hombres» y a las «mujeres» normales. Y en este segundo sentido, vemos que las normas son lo que rige la vida «inteligible», a los hombres «reales» y a las mujeres «reales». Pero cuando desafiamos estas normas no está claro si estamos todavía viviendo o deberíamos estarlo, si nuestras vidas son valiosas o si pueden convertirse en tales, si nuestros géneros son reales, o incluso si pueden verse como tales.

Un buen pensador de la Ilustración simplemente sacudiría la cabeza y diría que, al objetar en contra de la normalización, se objeta en nombre de una norma diferente. Pero ese crítico también tendría que considerar que la normalización y la normatividad están relacionadas. Dado que puede ser que cuando intentamos hallar un lazo en común hablamos acerca de lo que nos une como humanos, de nuestras formas de habla o de pensamiento, quizá no podemos evitar recurrir a relaciones socialmente instituidas que han sido formadas en el tiempo y que nos proporcionan un sentido de lo «común» a partir de la exclusión de aquellas vidas que no encajan con la norma. En este sentido, vemos la «norma» como aquello que nos ata, pero también vemos cómo la «norma» únicamente crea la unidad a través de una estrategia de exclusión. Sería necesario pensar sobre este problema, sobre este doble aspecto de la norma.”

Tomado de Deshacer el género (2006) de Judith Butler (1956). Traducción de Patrícia Soley-Beltran. Título original: Undoing Gender (2004).