Nueve

26.07.21


Blancas y puras

nuestras orquídeas también se marchitan

sucumben humildes, ya arrugadas,

a las oleadas del calor de nuestro tiempo


No importa que mi voz las acaricie

o que mi paciencia las riegue con la vida que necesitan

Parece que el aire mismo que ahora exhalo

las asfixia y las enferma como un cáncer


Pétalos tan sonrientes, únicos y bonitos

Raíces que a la luz parecían indestructibles

Hojas tan verdes como el amor con que tus ojos solían mirarme

Retoños que eran optimistas e incluso arrogantes


Blancas y puras

nuestras orquídeas también se marchitan

Nuestro único sol vivía en tu sonrisa

Y moriremos de tu ausencia inexorable



El Matallana

La sombra

24.08 2015

 

La sombra permanece y acontece

late como el recuerdo

de aquel beso con ternura

 

La sombra amanece y anochece

sonríe por el encuentro

llora iracunda por la huida

 

La sombra desaparece y aparece

vibra melancólica bajo el cielo

oscurece de reproche el claro día

 

La sombra embellece y envilece

cubre corazones con su velo

ahoga de nostálgica locura

 

El Matallana

Beschreibung VIII

«Was für ein wunderschönes Gedicht!

Die Bilder tragen einen Zauber in sich, so dass ich mich in jeder Strophe in einem anderen Moment, einer anderen Situation, Umgebung und Universum fühle.

Vielen Dank fürs Malen und Teilen…»

 

Sonja – 23.08.2015

https://elmatallana.com/2015/08/22/die-augen-einer-frau-in-koln/

Los ojos de una mujer en Colonia

22.08.2015

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el tiempo

en que la belleza

no tenía nombre

y era una sonrisa

de recreos en la escuela

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el cielo

contemplado sobre la espalda

cuando las nubes despreocupadas

formaban lentas historias en el viento

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como una promesa

que nunca será cumplida

aunque se ignore por completo

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el misterio

que jamás fue develado

y que a pesar del ingenuo esfuerzo

alimenta para siempre el olvido

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el recuerdo

del deseo no satisfecho

más viejo que el oscuro vientre

peligroso e infinito

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el color

indeciso que no sabe

si hoy es azul u hoy es verde

o los dos al mismo tiempo

 

Una mujer en Colonia

tiene ojos como el amor

soñado aquel hermoso día

cuando la primavera era eterna

y la felicidad sólo un beso

 

El Matallana

Die Augen einer Frau in Köln

22.08.2015

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie die Zeit

als die Schönheit

keinen Namen hatte

und ein Lächeln

der großen Pause war

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie der Himmel

den man auf dem Rücken betrachtete

wenn die sorgenlosen Wolken

langsame Geschichten in den Wind formten

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie ein Versprechen

das nie gehalten wird

obwohl man es ignoriert

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie das Geheimnis

das niemals aufgedeckt wurde

und trotz des naiven Aufwands

für die Ewigkeit das Vergessen ernährt

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie die Erinnerung

des unerfüllten Begehrens und Sehnens

älter als der dunkle Mutterleib

gefährlich und unendlich

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie die unentschlossene Farbe

die nicht wissen kann

ob sie heute blau oder grün ist

oder beides gleichzeitig

 

Eine Frau in Köln

hat Augen wie die Liebe

die an jenem schönen Tag geträumt wurde

als der Frühling für immer da blieb

und das Glück ein einziger Kuss war

 

El Matallana

Sobre la sucursal del cielo

13.07.2015

“¿Y que hace un Colombiano en Perú?  ¿De Cali a Lima?  Bueno, yo no conozco ninguna de las dos ciudades, pero de la primera he oído hablar más por el tema de los carteles de la droga (sorry…es lo que llega aquí pero seguro que es una ciudad preciosa. Ya me contarás.)

Sí, los carteles de droga de Cali y Medellín en Colombia han sido famosos en todo el mundo. Cali es una ciudad que vive distintas realidades, donde convive la belleza y la fealdad, la pobreza y el lujo, es un ejemplo de la desigualdad de los países latinoamericanos. Es una ciudad alegre, intensa, donde la muerte no es un concepto abstracto y la vida es una cosa que ocurre más en el presente y en el pasado que en el futuro. Donde se baila y se ama de muchas formas, donde llueven brisas y tormentas, el cielo es azul y las plantas son verdaderamente verdes. Siete ríos cruzan la ciudad. Las montañas la rodean. La gente es amable y hospitalaria, no hay que hacer esfuerzos para encontrar amig@s. Desde que llegas al aeropuerto escuchas música y los desconocidos te hablan. La música local llama a Cali «la sucursal del cielo». A veces creo que esa ciudad es la sucursal del cielo y del infierno al mismo tiempo…”

* Dedicado a Anne de Cabo Leeuwin

https://caboleeuwin.wordpress.com/

El Matallana