05.06.22
Puse mi amor en tus manos equivocadas,
no había nada que pudiera hacer,
estaba ciego y estaba sordo,
triste e inocente,
solitario y tonto
La salvación que yo vi en ti
no era nada más que una vieja herida
Todas esas mentiras que necesitaba escuchar
me hicieron creer que realmente éramos dos
Pero ahora veo en lo más oscuro de mí
una terca luz brillante
que no viene de ti,
mi bella alma
aún en la batalla
me habla amablemente
y me dice la verdad:
«Sigue siendo honesto
y compartiendo tu corazón
sigue soñando y escribiendo
tus poemas y canciones
tal vez un día, largo tiempo bajo la hierba,
ella te traerá una orquídea
y recordará su amor».
El Matallana